Cuando a una mujer le preguntas si prefiere un jefe o una jefa, la respuesta lógica sería a una mujer. Sin embargo, no es así y muchas de las féminas contestan que ellas prefieren que su superior sea un hombre y no una mujer. Hace poco, la madre de mi chico alababa a la hija de una amiga porque ella era jefa y a su cargo tenía 20 mujeres, y enfatizaba la palabra “mujeres” porque claro, decía ella, es que las mujeres somos un poco malas.
¿Es así? ¿somos peores las mujeres que los hombres? ¿Somos más retorcidas y ellos son más simples? A mis manos acaba de llegar un libro titulado “Malas, malísimas” y que supone el debut literario de Zulima Martínez, una obra en la que las mujeres son las protagonistas.
La obra
Con 30 años recién cumplidos, la vida sonríe a Gala: es guapa, es sociable y tiene un envidiable empleo como relaciones públicas. Pero un buen día pierde el móvil y su excitante vida social se viene abajo, así que busca refugio en sus amigas de toda la vida. Sin embargo, éstas también tienen sus propios problemas: Aya tiene un novio que sería perfecto si no fuera un perfecto negado en la cama; Ángela vive abrumada por su pasado y la embarazada Cloe se ha enamorado perdidamente de Ingrid. ¡Menudo panorama!
En su primera novela, Zulima Martínez retrata certera y honestamente una generación desbordada ante las responsabilidades y las pequeñas miserias que conlleva la edad adulta. Un libro ameno pero nada superficial, que no rehúye tratar temas espinosos como la maternidad, el temor al paso del tiempo, la soledad y el autoengaño.
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