¿Qué fue lo que te pasó cuando eras pequeña que ahora no quieres tener hijos?, le preguntaba su madre a Paula. ¿A qué le tienes tanto miedo? Todas las mujeres sanas desean tener un hijo…
Preguntas hirientes e indiscretas como éstas, sufren muchas mujeres hoy en día, que como Paula, están decididas a no procrear una familia. Paula tiene cuarenta y dos años, es abogada laboral de una empresa multinacional. Su marido, Raúl, tiene cuarenta y ocho años, es economista y trabaja independiente como asesor financiero para un banco privado.
Ambos, tienen vidas productivas y muy agitadas.“Ninguno de los dos consideramos que los niños sean tan interesantes y necesarios para llevar una vida plena”, opinan. Paula, -quien fue la que convenció a su marido de la decisión-, considera que al no poder darle la calidad de tiempo y cuidado a un hijo, es mejor no hacerlo. “Yo satisfago cualquier instinto maternal llevando a mis sobrinos de paseo y ocasionalmente cuido el hijo de mi vecina cuando sale del país por trabajo”, nos dice. A menudo, nos cuentan, que la gente les preguntaba cómo hubiese sido su vida con hijos; a lo que ella responde: “ Raúl y yo hemos pensado en eso muchas veces, como de igual manera nos imaginamos cómo hubiese sido estudiar otra profesión, nacer en un país distinto, es decir no se puede tener y hacer todo en la vida”, concluye.
DECISION CONTRA CORRIENTE El caso de Raúl y Paula le puede resultar familiar a muchas parejas hoy en día; que como ellos, han soportado por años muchas críticas; aunque cada día se convencen más de que su decisión fuera la mejor. “Los tiempos han cambiado”, “las cosas cuestan más ahora”, “la familia se desintegra con mayor facilidad”,”los hijos están expuestos a mayores riesgos y peligros”, etc. Argumentos como éstos, han hecho a muchas parejas desistir del tema de procrear una familia.
MUJERES EN LA MIRA Aunque es imposible generalizar, la decisión de tener hijos recae sobretodo en la mujer, quién es la que debe someterse al riesgo y esfuerzo físico que conlleva el nacimiento; ya que si bien los roles en las parejas han cambiado sustancialmente y la división de tareas es mucho más equitativa; la madre siempre tendrá un peso mayor sobre la educación y formación de ese hijo, guiado por el instinto maternal que trae y la acompaña toda su vida. Siempre hubo mujeres que no quisieron tener hijos, pero aprendieron a no hablar del asunto, porque su decisión las terminaba excluyendo de la sociedad; preferían mantener su manera de pensar totalmente interiorizada para no causar conflicto en su pareja, familia y entorno en general. Ahora cada vez son más las mujeres valientes que deciden contarle al mundo su decisión, sin importarles el “qué dirán”. Gracias a que los roles en la sociedad han cambiado radicalmente, es que “se permite” con mayor amplitud de mente, al menos escuchar las razones para no traer hijos al mundo. “Si tengo la pareja indicada y estoy en el momento indicado, podría tener un hijo perfectamente, sino prefiero no hacerlo, “Los hijos son un maravilloso regalo que hay que saber recibir, pero también hay otros regalos que nos da la vida, que nos generan menos esfuerzo y sacrificio”; este tipo de pensamiento tan común actualmente y socialmente inadmisible algunos años atrás, ahora se respeta mucho más.
PRIORIDADES DISTINTAS No se trata de que las mujeres estén negando su condición de ser madres; ya que muchas lo que hacen es enfocar su creatividad en otros aspectos de su vida que resultan más fáciles de manejar y controlar, como tener mascotas, ayudar en organizaciones no lucrativas para niños o simplemente mantienen relaciones de afecto profundo hacia los hijos de otras personas, ya sean amigas, hermanas, tías, etc; y de esta manera proyectan su maternidad activamente. “Cada persona es un mundo”, dice un conocido refrán, pero lo que sí es cierto es que no podemos dejar de lado esta realidad; las mujeres quieren tener un rol mucho más activo en esta sociedad y la posibilidad de tener hijos las hace meditarlo mucho más ahora; porque saben que requiere de un esfuerzo que, aunque muy satisfactorio para sus vidas, demasiado sacrificado de llevar y parecen no estar dispuestas a asumirlo.
DECISION CONTRA CORRIENTE El caso de Raúl y Paula le puede resultar familiar a muchas parejas hoy en día; que como ellos, han soportado por años muchas críticas; aunque cada día se convencen más de que su decisión fuera la mejor. “Los tiempos han cambiado”, “las cosas cuestan más ahora”, “la familia se desintegra con mayor facilidad”,”los hijos están expuestos a mayores riesgos y peligros”, etc. Argumentos como éstos, han hecho a muchas parejas desistir del tema de procrear una familia.
MUJERES EN LA MIRA Aunque es imposible generalizar, la decisión de tener hijos recae sobretodo en la mujer, quién es la que debe someterse al riesgo y esfuerzo físico que conlleva el nacimiento; ya que si bien los roles en las parejas han cambiado sustancialmente y la división de tareas es mucho más equitativa; la madre siempre tendrá un peso mayor sobre la educación y formación de ese hijo, guiado por el instinto maternal que trae y la acompaña toda su vida. Siempre hubo mujeres que no quisieron tener hijos, pero aprendieron a no hablar del asunto, porque su decisión las terminaba excluyendo de la sociedad; preferían mantener su manera de pensar totalmente interiorizada para no causar conflicto en su pareja, familia y entorno en general. Ahora cada vez son más las mujeres valientes que deciden contarle al mundo su decisión, sin importarles el “qué dirán”. Gracias a que los roles en la sociedad han cambiado radicalmente, es que “se permite” con mayor amplitud de mente, al menos escuchar las razones para no traer hijos al mundo. “Si tengo la pareja indicada y estoy en el momento indicado, podría tener un hijo perfectamente, sino prefiero no hacerlo, “Los hijos son un maravilloso regalo que hay que saber recibir, pero también hay otros regalos que nos da la vida, que nos generan menos esfuerzo y sacrificio”; este tipo de pensamiento tan común actualmente y socialmente inadmisible algunos años atrás, ahora se respeta mucho más.
PRIORIDADES DISTINTAS No se trata de que las mujeres estén negando su condición de ser madres; ya que muchas lo que hacen es enfocar su creatividad en otros aspectos de su vida que resultan más fáciles de manejar y controlar, como tener mascotas, ayudar en organizaciones no lucrativas para niños o simplemente mantienen relaciones de afecto profundo hacia los hijos de otras personas, ya sean amigas, hermanas, tías, etc; y de esta manera proyectan su maternidad activamente. “Cada persona es un mundo”, dice un conocido refrán, pero lo que sí es cierto es que no podemos dejar de lado esta realidad; las mujeres quieren tener un rol mucho más activo en esta sociedad y la posibilidad de tener hijos las hace meditarlo mucho más ahora; porque saben que requiere de un esfuerzo que, aunque muy satisfactorio para sus vidas, demasiado sacrificado de llevar y parecen no estar dispuestas a asumirlo.
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